Ahora, que huérfanos de
tu nombre,
Tendremos mil noches de
tu ausencia
Ahora, va temblando hasta
el aire,
Con la -siempre agónica- incerteza,
Por no saber si estará tu
auxilio,
Vibrando en el compás de
la espera,
Porque aún nos quedan
treinta lunas
Restando tics-tacs hasta
que vuelvas,
Porque eres tú la doncella
amada,
Que alumbra cien mil
primaveras…
Ahora, sólo queda
pensarte,
Y adivinarte entre mil
estrellas
Que anunciarán al fin tu
regreso
En un amanecer cualquiera…
Ahora solo queda nostalgia,
-Esta inexorable compañera-
Que te acompañará en tus
silencios,
Esta cruel y terrible
demencia
De saber que estarás en
el aire,
El pensamiento y las
promesas…
Ahora, que tú casi te has
ido,
Sin más remedio ni más respuestas
Que la de soñarte en
madrugadas
Soñando el triunfo de tu
vuelta…
Ahora, que nos dejas vacíos,
Y en esta soledad tan
completa,
Envuélvenos siempre en tu
mirada,
Mientras descontamos las
estrellas,
Las lunas que restan para
verte,
Cuántos vaivenes de mareas…
Ahora, que tú casi te has
ido,
Ahora, que todo aquí
comienza,
Agárrame fuerte de la mano,
Nunca te apartes de mi
vera…