Y fui feliz de verdad,
Escribiendo este poema...
Ha pasado todo un año,
Tras una primera letra
La que iniciaba un sueño,
Esperando la primavera…
Te escribí desde adentro
Sin más razón que me hiriera,
Te escribí con el alma
Y con mi humana miseria
Fui a arrancarte sonrisas,
Y me vuelvo con la pena
De que todo haya acabado…
Terminó para este poeta,
Doce siglos de gestación
Esperando la primavera…
Y por eso, hoy aquí
Este ansiado junta letras,
Te entrega este pregón
Que tiene forma de ofrenda
Para terminar en tus plantas,
Sueño de nuestras quimeras…
Para decirte “Te quiero”
Al llegar la primavera…
Porque tú eres aquí,
La que manda y gobierna,
La que allí, en mi barrio,
Florece cual azucena
Porque eres tú, María…
La mujer más perfecta:
“Sancta Dei Genitrix
Ave María, Gratia Plena”
Así te lo dijo Gabriel
Aquella tarde primera,
Cuando allí, en Nazaret,
Florecía la primavera…
Las musas que te reclamé
Te las devuelvo en herencia,
Te devuelvo tantas cosas…
Mi súplica y mi protesta,
Tantas noches esperando
A que el día amaneciera,
-Madrugadas interminables-
Que justo hoy, se cierran,
Cuando el calendario indica
Que ha vuelto la primavera…
Y todo lo que te debo,
Apúntalo en mi cuenta,
Que volveré, lo prometo,
A cumplir con mi deuda...
Porque todo es por ti,
Por ti la bota y la bodega,
Por ti el alma, el corazón,
El otoño y la primavera
Eres casita de la Virgen
Y calendario en fiesta,
Suspiros de Montealto,
Eres mi barrio en esencia,
Eres la de nosotros,
La Virgen de Sor Petra.
Eres aire de poniente
Y eres brisa marinera...
Quien convoca los tiempos
Y decreta a las mareas:
“Hoy va a tocar pleamar
Y mañana, brisa fresca”
Quien habla al equinoccio,
-Al que llaman primavera-
Y le susurras al oído:
“Te toca a ti, empieza,
Que va llegando Mayo,
Tras un año de espera,
Que hoy es 20 de Marzo,
Y dicta la naturaleza,
Que ya está Montealto
Con el alma en alerta
Porque sabes que cada año
Las horas allí son
eternas
Porque están deseando
De que llegues,
primavera”
Nos quedará tu nombre
Al final de las estrellas,
Y sin más, este pregón,
-Que ya poquito le queda-
Morirá sin más remedio
Al comienzo de la Feria
Dejando atrás recuerdos
Y mil noches en vela,
Que pasé velando armas
Esperando la primavera...
Te entrego mis pecados
Mis defectos y promesas,
Te devuelvo lo que es tuyo
Celestial y gentil doncella
Por un centenario soñado,
Al cumplir cien primaveras...
Santa Madre de Dios,
Amparo de nuestra Iglesia,
Ya por fin se terminó,
Tanto tiempo de espera
Tanto repasar el pregón,
-Repasado más de la cuenta-
Tanto ensayo con amigos,
Tanto escribir en Cuaresma,
Tantos buenos momentos,
Y los que aún nos quedan
Aquí se muere, sin más…
Mi Virgencita perpetua
Pá decir como lo siento
Y que se entere España entera
¡¡¡Que todo, ante tu nombre
Se vuelve primavera!!!
Manuel Ignacio Blanco Cárdenas
11/05/2014
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