Tan
sólo me queda esperarte,
Dulce
dama que me hiere…
Tan
solo me queda mirarte,
Y
adivinar tus ojos verdes,
En
una tarde que se rompe,
Cómo
se rompe mi suerte,
Por
no poder alcanzarte,
Y
ni siquiera poder verte…
Tan
sólo me quedas tú…
Soñando
ser quien te espere,
Pero
al ver cómo te vas,
Sin
esperarme, alma inerte,
Otro
suspiro a destiempo,
Se
escapa para poder verte,
En
otra noche de amor,
Madrugá
de amor sufriente…
Y
por más que lo quisiera,
Tú,
que juegas a esconderte,
Te
espero tras de tu manto,
Soñando
con poder verte…
Pero
sólo me queda tu perfil,
Tus
jarras bicónicas de claveles,
Un
suspiro que agoniza,
En
aquella tarde del Jueves,
Porque
ya me vuelve loco,
Ver
tu mirada de caireles…
Pero
aquí tan solo te adivino,
En
la mirada de la gente,
-Ser
como ellos quisiera-,
Para
así, poder verte…
Y
por más que no te vea,
En
esta tarde solemne,
Sé
que siempre estás ahí,
En
mi locura y en mi suerte…
Mientras,
me queda esperarte,
En
la tarde que anochece,
Soñando
ser quien te vea,
Doncella
de ojos verdes,
Nardo
de abril en la noche,
Corredentora
del trono celeste,
Aunque
no pueda mirarte,
Aquí te
esperaré siempre…
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